La dialéctica del espacio: una reflexión, desde la experiencia de la integración y la disuasión
Mural representativo en el Municipio del Oro, Estado de México. Foto del autor.
Introducción
Hay sitios espontáneos marcados por acontecimientos que a su pesar se vuelven paradigmas de los vicios y virtudes de alguna región o pueblo, sitios cuya memoria subyacente es más significativa que el propio lugar físico, donde tanto el presente como cualquier acción futura están condicionados por ciertas huellas abstractas que quedaron incrustadas en la cotidianidad. Pensemos en una canción de los specials: Ghost Town con casuchas dispersas entre bodegas, galeras, edificios y una antigua estación de ferrocarriles de carga; lo anterior, celebra y afirma que los lugares modernos son cada vez más fantasmagóricos en el sentido de que hay una tendencia a emancipar al individuo, al mercado, a la cultura con relación al espacio y a imponer un poder siempre más intangible que debilita el arraigo afectivo y simbólico vinculado al lugar donde el individuo vive y se desempeña. Esto produce un cambio en la manera de concebir las identidades que se organizan cada vez más por la participación en comunidades con efecto diáspora y siempre menos alrededor de lealtades e intenciones locales.
Desarrollo de una particularidad sobresaliente
Las actividades humanas en general, y particularmente, la actividad sobresaliente de cada espacio; contribuye a la formación de la imagen urbana de cada localidad, facilitándole atributos que la diferencian de otras, y concediéndole un lugar en el contexto social. Sin embargo, debido al crecimiento físico-social acelerado de los espacios, ha provocado un desorden en la sociedad, generando desarraigo en lugares, hibridación, extinción cultural, y nuevas identidades. Con lo anterior se observa que este fenómeno de aceleración de factores constitutivos del espacio ha provocado un proceso de homogeneización y reduccionismo en el que sus rasgos culturales y aspectos distintivos, son absorbidos por entidades dominantes que promueven el consumismo. Estos problemas de carácter social también se ven reflejados en una imagen urbana de las regiones y lugares con falta de congruencia en los aspectos identitarios, que se manifiestan en el descuido, el abandono y la falta de arraigo por parte de sus habitantes; por un lado habitual y natural y por otro generando preocupación en los actores sociales.
García Canclini (2009) en su texto imaginarios urbanos, señala la existencia de ciudades pre-industriales, en donde se interrelacionan usos y costumbres de sus habitantes para así documentar su evolución, proceso histórico, y actividades económicas que desarrollaban los espacios en diversos sectores, mismas que manifestaron su esfuerzo por crecer económicamente, pero también comenta la existencia de ciudades industriales, que se relacionan con las redes mundiales de las finanzas, la economía y las comunicaciones.
El Municipio del Oro se encuentra dentro de la categorización de pueblos mágicos en el Estado de México (GEM, 2014), de esta manera se diferencia al lugar, pues al tener esta denominación de identidad y singularidad, proyecta una idea construida en torno a atributos emocionales, que se diferencia y es fácil de comprender (ver foto de portada). También es clave que sea reconocido en diferentes medios de comunicación. Con esto obtenemos que una región o lugar, por muy limitado que sea, tenga infinitas áreas de vida como lo son sus productos, servicios, arte, educación y economía. Paralelamente el objetivo de la categorización de pueblos mágicos se da mediante la asociación de un conjunto de valores a un lugar, ya sea ciudad, pueblo o nación.
Muchos organismos turísticos transmiten la esencia de un destino a través de diferentes plataformas como campañas tradicionales de comunicación y publicidad, pero esto ya no es suficiente debido a que la globalización ha roto el tradicional sistema de relación entre ciudades, basado en la jerarquía, y ha dado paso a una enorme competencia para atraer turistas e inversiones. Este esfuerzo está empujando a las regiones a venderse a través de estrategias como pueblos mágicos y barrios con encanto. Las tendencias en el concepto de pueblos mágicos apuntan hacia la integración en un proceso de planificación urbana más amplio y por tanto, no debe quedar exclusivamente en manos del personal de marketing, sino que también debe implicar a políticos, a empresarios, al mundo cultural, al patrimonio histórico, a turistas, a potenciales inversionistas externos, a funcionarios de la administración local y residentes. Es menester que las demás ciudades, municipios y regiones tomen conciencia de la importancia de lo que son, cómo quieren ser vistos y de la necesidad de mejorar y aprovechar sus bienes, no necesariamente desde el enfoque turístico como ya se habló anteriormente sino desde su cultura, su población y sus productos.
La cultura, un elemento social fundamental a la condición humana, se ha consolidado en el plano de la comunicación como factor clave para el desarrollo de los espacios. Las políticas públicas cada vez se inclinan más en apostar por la cultura como coyuntura social e identidad local y así transformar lo urbano a través de la revaloración del patrimonio y el territorio. No obstante para Giménez "La cultura no debe entenderse nunca como un repertorio homogéneo, estático e inmodificable de significados. Por el contrario, puede tener a la vez zonas de estabilidad y persistencia y zonas de movilidad y cambio" (Giménez; 2007:3).
A la cultura la encontramos en las actividades propias de un pueblo, dictadas por las vivencias y la historia compartidas; a la identidad, en los sentidos y experiencias que animan y dan forma a esas prácticas. Cultura e identidad caminan de la mano en forma paralela, pero en un país como México, cada vez se aproximan más a una dicotomía.
Tenis Converse Oaxaca. Tomado de https://goo.gl/1tYPKJ
La hibridación se piensa como un fenómeno indefectiblemente asociado a la modernidad, tal y como ésta se configura en la lógica del mercado productor de consumidores y rearticulador de identidades ciudadanas en la globalización y en las intersecciones entre la cultura de elite, la industria cultural y la cultura popular (Szurmuk y Mckee Irwin; 2009:134).
Debemos entender ese carácter fragmentado o hibrido de vivir con un pie en un país que desea profundamente ser desarrollado ejemplificado a través de su consumo, y con el otro pie en el lodo, inundaciones y baches que, por contraste se podrían considerar en vías de desarrollo.
El interés que ocupa esta investigación nace de preocuparse acerca de cómo los lugares se han ido transformando de manera positiva o negativa a lo largo del tiempo, al igual que las sociedades que los habitan. A pesar de que sea cuestionable si se trata de una transformación adaptación o evolución; y antes de responder o interpretar, resulta pertinente recordar el pensamiento de Cacciari (2011) La ciudad en su historia es el experimento perenne. Con lo anterior obtenemos, que las regiones o poblados han ido cambiando a través de la historia de manera cíclica, continúa y ascendente y no sólo en la forma sino también en el concepto. Esta situación que está relacionada con cambios económicos, culturales, políticos y estructurales han originado también diversas tipologías de espacio de uso colectivo.
Algunos modos habituales de concebir el espacio urbano según Soja (1996) son:
Percibido: Física y empíricamente, que tiene que ver con la imagen actual del espacio.
Concebido: En representaciones simbólicas, que son parte de la historicidad y del imaginario social.
Vivido: Un lugar simultáneo entre lo físico, abstracto e imaginario; lugar de experiencias individuales y colectivas que permiten entender y describir el tiempo vivido en el espacio de un individuo o colectividad.
Este tercer espacio o dimensión que comprende lo abstracto con lo tangible es de gran valor en la investigación al momento de dilucidar las experiencias que con el tiempo han vivido individuos o colectividades que usan los espacios. Sin dejar de lado las otras dos dimensiones, ya que de esta manera podemos tener una visión extensa y profunda.
Proceso para el establecimiento de diálogos. Imagen del autor con base en Soja, 1996.
Los municipios como no lugares
Marc Auge (2000) define el concepto de lugar desde un enfoque antropológico y señala que los lugares o espacios vienen caracterizados por cierto número de elementos que le son propios y que componen su personalidad. No obstante en la contemporaneidad, donde existe un lugar puede propiciarse un no-lugar; dicho término es un fenómeno de reduccionismo con falta de carácter y apropiación de un lugar percibiendo de manera semejante los espacios, de esta manera existen ejemplos de lugares cada vez más olvidados como escuelas, mercados, ciudades y municipios por mencionar algunos.
Mercado Municipal del puerto de Veracruz, como No-Lugar de la contemporaneidad. Foto del autor.
En el Estado de México, específicamente en el ámbito municipal, solo se les provee a estos de pintura, se les arreglan las fachadas de vez en cuando, así como una mínima mejora en calles y banquetas, por lo que sólo se está haciendo una hibridación de lugares por llamarlos de alguna manera, en donde se está perdiendo la identidad; siendo no-lugares primordiales de la contemporaneidad. En este sentido, las personas ya no pertenecen del todo a algún grupo de los que se encuentra inserto, generando consecuencias en la personalidad, este hecho dificulta la sensación de pertenencia y arraigo con relación a un grupo o lugar. En las imágenes número cuatro y cinco se observan las restauraciones perpetuas en los municipios del Estado de México.
Calle antes de re-encarpetado en Atenco, Estado de México. Foto del autor.
Calle en proceso de re-encarpetado en Atenco, Estado de México. Foto del autor.
Este impacto es también evidente en los procesos culturales, económicos y sociales, pues más allá de un desvanecimiento de las costumbres y tradiciones, prevalecerá la falta de un reconocimiento identitario que contenga los parámetros que contribuyan a una proyección incluyente. Es importante mencionar que estos lugares, al tratar de sobresalir de esta homogeneización, se valen de particularidades, fortalezas o un saber-hacer característico a pesar de la tendencia desarticulada y carente de relación afectiva-simbólica por parte de actores sociales y el lugar per se.
Elaboración de esferas, Tlalpujahua, Estado de Michoacán. Foto del autor.
Comunicación y transformación urbana
La imagen urbana se refiere a la unión de los elementos construidos y naturales que forman parte del panorama visual de los habitantes de una región, como pueden ser anuncios, ríos, calles, plazas, casas, mercados y unidades deportivas. La correspondencia y asociación de estos universos precisa el carácter de la imagen urbana, el cual está determinado por las particularidades físicas del lugar como: el suelo, clima, además de los usos y costumbres de su sociedad, así como por el tipo de actividades que desarrolla la ciudad, ya sean industriales, de campo o comerciales. Cuando se observan los elementos anteriores de un lugar específico, se puede apreciar que cada localidad tiene riquezas y particularidades distintivas, logrando comunicar con sus construcciones, sus espacios abiertos y su medio físico natural una imagen determinada.
El objetivo de la imagen urbana es proponer
elementos visuales que estructuren y
hagan claramente memorable la imagen del lugar,
reforzando su carácter y sentido social (Bazant; 1990:23).
Con lo anterior el autor puntualiza que dicha imagen urbana obedece al balance de los elementos que interactúan entre el espacio natural y el construido, balance que permite visualizar claramente el lugar y por lo tanto arraigarse a él; y por otro lado, un desequilibrio entre estas dos también puede originar un desarraigo. Como ya se ha visto, la imagen de una localidad, ciudad o región está formada por elementos físico-artificiales, físico-naturales y por la población con sus manifestaciones culturales y partir de una interrelación se concibe una representación mental del mismo que finalmente se traduce en una imagen.
En este sentido, encontramos que la percepción visual urbana se logra gracias a una visión consecutiva de subsistemas que van formando una idea general del espacio o ciudad. De esta manera adquieren relevancia los elementos urbanos mencionados, como también la configuración y el estado del espacio público en general con relación a el diseño y abundancia de sus elementos. En la actualidad se observa la tendencia de hibridación y publicidad en cuanto señales de calle se refiere; fenómeno que impera en la actualidad en los municipios. La siguiente imagen muestra como los rasgos distintivos e identitarios son absorbidos por entidades dominantes que promueven el consumismo y ahora, venta de lugares.
Señal de calle con publicidad en San Mateo Atenco, México. Foto del autor.
La expresión de la imagen urbana sostiene una coyuntura con las condiciones de orden social y económico de los habitantes de la ciudad, es decir su diversidad y estado de conservación o deterioro tienen que ver en gran medida con la estratificación socio-espacial del lugar. La particularidad principal del paisaje en los lugares contemporáneos es la rapidez y ritmo con la que se transforman; aunadas a fenómenos como la globalización, tecnología y consumo. Estas transformaciones apuntan la mayoría de veces a un retroceso, debido al acelerado y desordenado proceso de urbanización, lo cual ha causado grandes conflictos de orden social, económico y ambiental.
Conclusiones
Los continuos cambios de comunicación, el desarrollo y la globalización que afecta a todos en mayor o menor grado, fomentan la desespacialización social y la homogeneización de localidades o regiones. Uno de los principales objetivos de esta investigación es establecer un lenguaje común entre actores, autoridades y visitantes en pro de mejorar la imagen y estructura de los espacios, pero no de pensar una imagen y estructura urbana únicamente como solución necesaria; sino también como detonante para la definición de métodos de trabajo y diálogo, entre las tres partes, orientadas a un cambio de actitud de todos ellos, de manera que juntos consigan romper barreras y generar sinergia para imaginar y crear espacios agradables, que tengan como finalidad soluciones destinadas a mejorar la situación que actualmente impera en los procesos de urbanización, conformación o modificación de los espacios urbanos. Pues no debemos dejar de enfatizar, que la imagen del lugar es la resultante de la intervención de estas tres partes. La separación entre la realidad del lugar per se, las distintas maneras de leerlo por los diversos actores del mismo y la carente participación de cada uno de estos para percibirla concebirla y vivirla son algunas de las principales razones de que la situación sea cada vez más crítica.
Es de importancia para esta investigación involucrar las prácticas proyectuales desde el ámbito del diseño gráfico para incidir en la realidad y complejidad de los lugares, de este modo a partir de la comunicación participativa el diseñador gráfico podrá aproximarse desde su postura como actor a la realidad de estos lugares en el Estado de México y reconocer cómo estas variables sociales, culturales y comunicativas podrán apoyar de manera pertinente la realidad de las regiones.
Referencias
Auge, M. (2000). Los no lugares espacios del anonimato una antropología de la sobremodernidad. Barcelona: Ed Gedisa.
Bazant J. (1990). Manual de criterios de diseño urbano. México. Trillas
Canclini, N. (2009). Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México.
Cacciari, M. (2011). La ciudad. Editorial: Gustavo Gili.
Giménez, G. (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Szurmuk, M. y Mckee, R. (2009). Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos. México, Siglo XXI Editores.
Soja, E. (1996). Thirdspace. Oxford. UK and Cambridge. M.A. Lackwell.
Secretaría de Turismo del Estado de México (2014). Consultado en: https://goo.gl/k3s7YF