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Alexis Rizo González

La posición de tres intelectuales de principios del siglo XX sobre la identidad mexicana



El ensayo mexicano de las primeras décadas del siglo XX fue la concreta participación de la generación posrevolucionaria de jóvenes intelectuales que buscaban en la filosofía, arte y doctrinas, los ideales que definieran al México posrevolucionario; carente de significado y en busca de identidad. El ensayo fue la forma de comprender a la nación que resurgía de las luchas internas: herramienta útil, género flexible e ideal de reforma.


El ensayo mexicano vio surgir su apogeo en la década de los treinta, posterior a la Revolución; periodo en el que la búsqueda de identidad nacional y cultural vio su época dorada a través del imperioso desfogue en los trabajos ensayísticos de grandes intelectuales, deseosos de definir a la nación mexicana y su cultura, construyendo una forma de entrar a la modernidad del siglo XX. Como señala Hurtado (1994: 265),


Antonio Caso, padre de la filosofía de este siglo, fue el primero en hacer un llamado explícito a la creación de una filosofía genuinamente mexicana, es decir, de una filosofía que respondiera a la realidad de la patria y no a preocupaciones e ideas extranjeras.


El México en el que surge el ensayo como forma de entender la cultura de la nación mexicana es un entorno de contrastes, entre la modernidad de las grandes urbes y las luchas internas en la provincia, entre el intelectual que intenta definir a México y el mexicano promedio que no conoce la realidad inmediata de su condición. En este México de contrastes, entre el verde, blanco y rojo de la sangre, surgen los ideales de autores como José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Samuel Ramos. Cada uno de ellos promovió un ideal que destacaba los tópicos de aquella época, de suma importancia para entender la mexicanidad. Desde este ángulo, con el ejercicio ensayístico se concreta la exposición ideológica de cada uno de estos autores, cuyo criterio es importante para entender la vida intelectual y filosófica del país.


José Vasconcelos (1882-1959) aportó el renacimiento cultural y educativo de México. Promovió programas educativos que fomentaban la educación y la cultura como base de aprendizaje. Recae en su imagen el ideal del maestro de la juventud por su ponencia dirigida a los estudiantes del Perú. En sus ensayos, propone los tópicos políticos y crónicas ensayísticas visionarias, recurrentes en su obra La raza cósmica. En la ponencia dedicada a los estudiantes del Perú, predomina la ideología política y crítica social, se manifiesta una exhortación a los jóvenes para luchar hasta alcanzar los máximos ideales que fomenten la evolución de la nación. La incompetencia política la define como una limitante que impide el crecimiento de las naciones latinoamericanas. Propone, a partir del trabajo de una generación de ciudadanos educados, el crecimiento social y político de una nación que alcanzará el nivel de las grandes civilizaciones. Una característica de Vasconcelos fue la inclusión de la herencia española en la cultura latinoamericana, renegada por la mayoría, pero inherente a nuestra construcción social:


En cambio, nosotros los españoles, por la sangre, o por la cultura, a la hora de nuestra emancipación comenzamos por renegar de nuestras tradiciones; rompimos con el pasado y no faltó quien renegara la sangre diciendo que hubiera sido mejor que la conquista de nuestras regiones la hubiesen consumado los ingleses. Palabras de traición que se excusan por el asco que engendra la tiranía, y por la ceguedad que trae la derrota. Pero perder por esta suerte el sentido histórico de una raza equivale a un absurdo, es lo mismo que negar a los padres fuertes y sabios cuando somos nosotros mismos, no ellos, los culpables de la decadencia (Vasconcelos, 1948: 12).


Vasconcelos busca reconocer las características culturales de las naciones latinas por medio de la herencia europea, pero también alude en La raza cósmica a “la quinta raza”, la importancia de la renovación de la cultura, el mestizaje y el apego a la herencia y al mismo tiempo a la construcción de una nueva identidad cultural.


La crítica política es prueba de la inclinación que Vasconcelos sustentó durante su vida. Destaca por tener un estilo ensayístico de propuesta, en algunos casos subjetivos, enraizados en sus ideales políticos visionarios. Intenta definir y fomentar el crecimiento como nación.


Alfonso Reyes, humanista, intelectual mexicano, artista, fundó la Casa de España, hoy el prestigioso Colegio de México. Por sus contribuciones al fomento de la cultura en México, destaca como uno de los máximos intelectuales de la sociedad mexicana del siglo XX. Sus obras ensayísticas recurren a una visión de la condición humana, el humanismo, México y América. En su ensayo Notas sobre la inteligencia americana, define el cúmulo de la identidad española en la cultura americana. Indaga desde una formulación punto por punto, la idea que surge en aquellos años sobre la identidad, critica la negativa de ver el legado español en América. Visualiza a España como encause de la cultura, pero afirma que “ha llegado el momento en el que ambas son hermanas, iguales en condición”. Para Reyes, el ensayo es el trabajo artístico e intelectual que destaca por su flexibilidad, proponiendo dentro de su estilo un haz artístico, cargado de elementos irónicos y relajados, pero que proponen. Contiene un aceptable tono objetivo que se formula por sus afirmaciones y fundamentos. Al igual que Vasconcelos, Reyes propone la aceptación de la cultura española como parte de nuestras raíces, aceptando la necesidad del mestizaje y el carácter de una América unida por la herencia cultural.


La situación colonial trae un "inesperado efecto benéfico", acceder al saber internacional. La condición de "herederos" de Occidente no sólo será reclamada por Reyes y otros participantes latinoamericanos, sino también prevista y auspiciada por los delegados europeos, quienes confían en una moderna translatio de la cultura europea que, amenazada en las fronteras del viejo mundo, podría continuarse y resguardarse en América. Y no se trataba sólo de enunciados abstractos o voluntaristas, ya que los intelectuales europeos migraban y migrarán a este continente en los próximos años buscando refugio de las persecuciones y conflictos bélicos en Europa (Colombi, 2011).


Hasta este punto, no se ha indagado en las cualidades y deficiencias del mexicano, enraizadas en un comportamiento autómata definido por los rasgos culturales. Pensar en el perfil psicoanalítico del mexicano, dentro de los grupos intelectuales, supone renombrar la imagen del director de la carrera de filosofía y letras de la UNAM, Samuel Ramos (1897-1959). Destacado filósofo e intelectual mexicano que, dentro de sus trabajos sobre la mexicanidad, propone el título El perfil del hombre y la cultura en México (1934), ensayo que desentraña la naturaleza de la sociedad mexicana. Por ello, es importante para este trabajo indagar en dicha corriente de pensamiento. La propuesta de Ramos busca reconocer los tópicos que definen a todo mexicano, a través de ciertas categorías, Ramos indaga en la condición del mexicano y propone su identidad por medio de la inferencia psicoanalítica. Ramos categoriza al mexicano, manifiesta cualidades y defectos, estereotipa la concepción de la identidad nacional. Sus propuestas son una manera idealista de entender y subsanar las deficiencias que tiene el mexicano, reconocer los puntos que son defectos y por ende fortalecerlos. Su propuesta es marcadamente objetiva, lo cual determina el trabajo documental y las observaciones científicas y sociológicas del objeto de estudio; es decir del mexicano. A manera de tratado, el ensayo de Ramos es marcado por la construcción carente de elementos artísticos, pero fortalecidos por ejemplificaciones y dotado de un discurso objetivo en el cual se construyen los defectos del mexicano.


En cuanto a la crítica de este ensayo, considero que – ¡todo discurso indicador de defectos y deficiencias es una fuerte impresión para aquel que es incapaz de indagar en su propia naturaleza! – como mexicanos, la naturaleza social fue construida con base en ciertos aspectos que determinaron nuestra vida como sociedad. Por ello, seguramente dentro de nuestra construcción psico-sociológica estamos marcados por una realidad que no es visible a simple vista, pero existente (Ramos, 2001). Pese a ello, la realidad expuesta por Ramos, es a mi manera de ver, una indicación consciente de la naturaleza del mexicano. El autor no se limita a exponer, sino que propone la cura. Por ello, el ensayo de Ramos es una herramienta ideológica, cargada de componentes filosóficos, que delimita a la figura del mexicano, proponiendo alternativas para subsanar las deficiencias. La postura de Ramos supone un acercamiento al yo interno de cada mexicano, propuesta que interviene en la esencia de un grupo social, lo cual presupone ciertas críticas al indagar y exponer la herida abierta.


El tema de estas reflexiones, que es el destino de la cultura en México, nos obliga a considerar las potencialidades espirituales del mexicano, ya que es en el hombre donde radica el principio y fin de la cultura (Ramos, 2001, 97).


La obra ensayística de estos tres autores aproxima un entorno dispuesto a afrontar el cambio, implica apuntar la falta de ciertos rasgos en el estereotipo mexicano. De allí surgen otras cuestiones sobre la identidad y la posición como nación ante la modernidad, considera el cercano contacto con otras naciones en mayor grado de “civilización”. Cierto que pese a ser una nación joven en estructura e ideales, además de tener ciertas cargas que nos definen en forma negativa, la nación mexicana ha experimentado situaciones que indican una necesidad de alcanzar el ideal establecido y posicionarse dentro de lo conocido como “civilización”, “modernidad”, “desarrollo”. De esta necesidad surgen los escritos de los intelectuales aquí citados. Muchas de las posturas que definieron hace aproximadamente ochenta años, aun continúan siendo la realidad del mexicano, y en cierto grado de las naciones americanas. Posturas ideológicas, destacan por enfocar lo universal de la identidad y los rasgos esenciales de la nación, los autores enfocaron de alguna manera la visión de su época, pero destacan sus ensayos por acertar en la universalidad del hecho social, lo cual permite entender a la cultura mexicana desde la visión de tres de sus máximos intelectuales, que aún en principios de la segunda década del siglo XXI, mantienen su vitalidad.


 

Referencias


Colombi, B. (2011). Alfonso Reyes y las “Notas sobre la inteligencia Americana”: una lectura en red. Scielo, (vol. 12), núm. 1, s/n. Recuperado de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-96152011000100006.


Hurtado, G. (1994). Dos mitos de la mexicanidad. Revista filosófica Diánoia, 40: 263-293. Recuperado de http://dianoia.filosoficas.unam.mx/files/6313/6978/3507/DIA94_Hurtado.pdf


Ramos, S. (1934). El perfil del hombre y la cultura en México (37ª ed.). México: editorial Planeta Mexicana S.A. de C.V.


Vasconcelos, J. (1925). La raza cósmica (2ª ed.) Buenos Aires: Espasa- Calpe.


 

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