El pensamiento de Paulo Freire, una pedagogía de la esperanza
Las primeras letras las aprendió de su madre,
siguiendo las evoluciones de una ramita sobre la tierra.
De su padre tomó la voz, la armonía.
El sueño de un mundo mejor, nace de las entrañas de su contrario.
A todo intelectual es necesario abordarlo desde su experiencia biográfica, vale decir desde las construcciones históricas y culturales que forjaron su pensamiento y legado pues, todos somos un producto inacabado que va desde nuestra infancia hasta el final de nuestros días, incluso en algunos casos perdura más allá de ellos[i]. Somos una permanente construcción y en tal sentido, como lectores, con el correr del tiempo vamos comprendiendo la importancia de leer el prólogo de una obra para conocer las motivaciones y debates que se abrieron en su contexto de producción y edición; y es ineludible adentrarnos aunque sea brevemente en la biografía del autor.
El presente artículo es una incisión en el pensamiento de Paulo Reglus Neves Freire (1921 – 1997) quien introdujo a miles de analfabetos por los laberintos del conocimiento como primer paso para ensanchar el horizonte del mundo, recuperar la dignidad y construir alegría desde la esperanza, Freire comprende que toda intervención en el mundo es acto con dimensiones éticas y estética.
Nació en Recife, capital de estado Brasileño de Pernambuco, una de las partes más pobres de este extenso país latinoamericano, criado en el seno de una familia de clase media se interesó desde temprana edad en la educación de los sectores más postergados, incluso él mismo en algunos períodos de su vida sufrió en carne propia la necesidad de abandonar los estudios para hacer frente a las necesidades básicas de su familia. Se tituló en derecho, enseñó portugués en el nivel medio, ejerció como abogado de sindicatos rurales y junto a su primera esposa profundizó sus estudios en pedagogía. En 1959 se doctoró en filosofía e historia de la educación defendiendo la tesis Educación y actualidad brasileña, parafraseando a Roberto Iglesias en el prólogo de: “El grito manso”, vemos al profesor como un faro de la década del ´70 del siglo pasado, sus prácticas y su pensamiento fueron un refugio placentero, desafiante para miles de latinoamericanos, no solo en los espacios educativos y académicos sino también en el terreno de las luchas sociales y políticas.
Fue traducido a dieciocho idiomas y más de veinte Universidades a lo largo y a lo ancho del planeta lo han declarado Doctor Honoris Causa y tantas veces en las hogueras de la intolerancia sus textos fueron quemados, barbarie que engrandece su herencia.
Su vida, obra y causa fueron un derrotero de presencias, peregrinó por centenar de lugares buscando libertar las voces de los oprimidos, de los desposeídos y de los que con justa rabia buscan tomar la palabra para pronunciarse.
Fue encarcelado en dos ocasiones en su Brasil natal y el método de enseñanza que divulgó con gran éxito fue tachado de subversivo, allí consideró imprescindible que el estudiante comprenda su propio entorno como parte del proceso de aprendizaje: el educando debe aprehender su contexto social afirma una y otra vez a lo largo de su extensa obra. En el momento de mayor auge, el método de alfabetización llegó a tener en simultáneo alrededor de tres mil círculos de lectura cuentan sus estudiosos más reconocidos. Luego de ser perseguido comenzó un lánguido y prolongado, pero sobre todo, fecundo exilio entre 1964 y 1980, cuando regresó a Brasil para reaprenderlo, en palabras de Moacir Gadotti. El profesor y su obra fueron itinerantes y desde la extranjeridad escribió sus textos más famosos: Pedagogía del oprimido (1970) y Educación como práctica de la libertad (1971).
Método de alfabetización y revolución de los oprimidos
“La gente aprendía a leer y a escribir desde su propia realidad”
Su método de alfabetización de adultos fue y sigue siendo mucho más que una mera herramienta al servicio de los más necesitados, más que una metodología es, una propuesta revolucionaria que tiene que ver con la vida y con afrontar los cambios en el mundo, sin prejuicios, pero con entereza y desde esta perspectiva rectora incomodó a necios, conservadores y a los poderosos porque genera capacidad crítica de leer el mundo (es decir la realidad económica, social y cultural en clave política) y tomar distancia con voz propia, de la voz de sus opresores,
considerando que el hombre tiene la capacidad innata de razonar, ya había realizado experimentos sobre las reacciones visuales y auditivas de las personas que aprenden a leer y a escribir (UNESCO, 1993: 5).
Y afirma que un participante cualquiera, siguiendo un curso de alfabetización durante treinta horas (es decir apenas una diaria durante un mes), pudo leer artículos periodísticos sencillos y escribir frases cortas. Así nació el método que sirvió como herramienta emancipadora a millones de personas no solo en Brasil sino en decenas de países durante su exilio, generando un punto de inflexión entre una concepción de la educación bancaria para la domesticación y una concepción emancipadora, buscando reemplazar la noción de educar al hombre-objeto e instalar definitivamente un modelo de ruptura y transformación total junto a la noción de hombre-sujeto que pierda el miedo a la libertad, pronuncie su palabra e intervenga en el mundo[ii]:
Freire esbozó su método cuyo núcleo es la comprensión de una relación dialógica entre los sujetos y la educación, visualizando así un proyecto colectivo de liberación, que consiste en la transformación de las actuales condiciones de vivencia (Gil, R. 2018: 54).
De modo tal que el proceso de toma de conciencia y lectura del mundo, de su mundo, lo conduce hace la acción transformadora, revolucionaria[iii] donde el hombre que nace de ésta, es un hombre nuevo que supere las contradicciones opresor-oprimido. La alfabetización, desde esta perspectiva es un proceso de apropiación, una sucesión de actos creativos, reflexivos y semióticos (la praxis liberadora definida en “Pedagogía del oprimido”), ¿quién mejor que los oprimidos se encontrarán preparados para entender el significado terrible de una sociedad opresora?, nos preguntamos nosotros, parafraseando el profesor asumiendo la tarea histórica de nuestro tiempo.
A modo de registro sumario, podemos enunciar el método de alfabetización en cuatro fases: 1) Investigación temática – vocabular; 2) Codificación de los temas generadores o lectura del mundo; 3) Decodificación y recodificación de los elementos del universo vocavular; 4) Concienciación o momento de reconocimiento de sí mismo en el mundo.
El hombre y su obra en el exilio
En el primer tramo de su exilio encontró protección en la embajada de Bolivia donde le brindaron asilo y fue también contratado por el gobierno de este país para dar asesoramiento en materia educativa. Al poco tiempo es decir: menos de un mes, estalló un Golpe de Estado y decidió migrar hacia Chile donde estuvo cerca de cinco años trabajando de manera permanente en el sistema educativo y legislativo (sobre todo en materia agraria) ya que entendía que el proyecto de modernización tecnológica importado desde los Estados Unidos, no era otra cosa que una sutil trampa colonial y una invasión cultural que traerían aparejado dependencia política y económica. Ya en 1969 aceptó una invitación de la Universidad de Harvard para pasar dos años como profesor invitado, gracias al prestigio que le otorgó su obra La educación como práctica de la libertad, pero solo pasó allí una breve experiencia de seis meses para luego asumir un cargo en el Consejo Mundial de Iglesias con sede en Ginebra.
Los temas prioritarios de su exilio fueron el papel de la ciencia y de educación como armas, por su carácter eminentemente político y no-neutral para la transformación radical de las estructuras sociales hacia la construcción de genuinas democracias. Citamos desde Pedagogía de la autonomía:
Enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo. Otro saber de qué no puedo ni siquiera dudar un momento en mi práctica educativo-crítica es el de que, como experiencia específicamente humana, la educación es una forma de intervención en el mundo. Intervención que más allá del conocimiento de los contenidos bien o mal enseñados y/o aprendidos implica tanto el esfuerzo por la reproducción de la ideología dominante como su desenmascaramiento (Freire, 1996).
De modo tal que el proceso de concientización jugará un papel central de la lucha de clases y la educación es parte integral de la revolución con especial atención en la solidaridad y el diálogo. Nos invita de manera llana a proponer la ruptura de los límites de la normalidad y salir en búsqueda de lo inédito; esta búsqueda tiene que basarse en el proceso de concientización como factor ontológico de la revolución personal y colectiva, “mi posición de no es de rechazo a la academia porque de alguna manera somos académicos. Lo que no somos es academicistas”[iv], afirma y es un sello indeleble en toda su obra, de otro modo, si su escritura fuera técnica jamás podría ser una herramienta de emancipación directa puesto que la simplicidad hace tangible al mundo en una práctica educativa basada en la solidaridad.
En Ginebra junto a otros brasileños exiliados fundaron el Instituto de Acción Cultural dedicado al proceso de concientización en el sentido que hemos señalado. Dictó, hasta el final de sus días seminarios en todo el mundo, desde Organizaciones de Base hasta Universidades. Entre los años 1975 y 1980 trabajó en Santo Tomé y Príncipe, Mozambique, Angola y Nicaragua, durante los quince años de exilio se enroló en decenas de causas para liberar y garantizar derechos a presos y perseguidos políticos, siendo él mismo uno de ellos. De regreso en Brasil[v] fue miembro fundador del “Partido de los Trabajadores” asumiendo consecutivamente distintas funciones académicas y gubernamentales. El itinerario incansable de Paulo Friere es, si dudas, un faro incandescente de pensamiento y acción lo que en sus propias palabras se dice así: la práctica educativa es un compromiso con la vida y con el mundo.
[i] Desde la concepción freiriana de hombre somos una permanente pregunta. Toda práctica educativa implica esta indagación pues somos seres históricos que se hacen y rehacen socialmente de ahí que somos seres incompletos o inconclusos. La vida es permanente movimiento. Este inacabamiento nos permite percibir el no-yo, el mundo en su inabordable anchura es la manifestación del no-yo, cuando interpelo lo diferente de mi comienzo el sinuoso reconocimiento de mi propio yo (la curiosidad permite tomar conciencia del inacabamiento) ya que la búsqueda y la esperanza son parte de la naturaleza humana, lo que el de Pernambuco define como lectura del mundo tal vez citando (tácitamente) a Descartes. [ii] A esta dinámica subyacen las interrelaciones teórico-prácticas planteadas en el libro cuya base es la comprensión de un sujeto histórico que no es ajeno al espacio-tiempo y a partir de lo concreto de su contexto puede actuar entre los intersticios de la experiencia cultural para a través de su praxis trascender la adaptación y pasar a la inserción transformadora de su contexto. [iii] "En el ámbito educativo, el método Freire parte de una relación de horizontalidad entre educador y educando basada en el reconocimiento mutuo como sujetos históricos y dialécticos inmersos en procesos de concienciación del que surge un pensamiento crítico nutrido de lecturas alternas de lo concreto, que llevan a entender el presente como posibilidad; de ahí el compromiso ético y político de la educación". Formación docente y pensamiento crítico en Paulo Freire, p. 56. [iv] El grito manso, p. 14. [v] “Su retorno a Brasil, una vez restablecida la democracia marcó un hito histórico, con una multitud recibiéndolo en el aeropuerto, hecho inédito para una figura intelectual”. El grito manso, p. 3.
Bibliografía consultada
Freire, P. (2003). El grito manso. Buenos Aires: Siglo XXI. Disponible on-line: http://pdfhumanidades.com/sites/default/files/apuntes/El%20Grito%20Manso.pdf (consultado el 25 de octubre de 2020).
Freire, P. (1992). Pedagogía de la esperanza. Buenos Aires: Siglo XXI. Disponible on-line: https://cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.11.pdf (consultado el 25 de octubre de 2020).
Heinz-Peter, G. (1999). Paulo Freire. En Perspectivas: revista trimestral de educación. Vol. XXIII, nos 3-4, 1993: 463-484. Disponible online: http://www.ibe.unesco.org/sites/default/files/freires.pdf (consultado el 25 de octubre de 2020).
Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI. Disponible on-line: http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedagogiadelOprimido.pdf (consultado el 30 de octubre de 2020).
Gil, R. (2018). Formación docente y pensamiento crítico en Paulo Freire. Buenos Aires: CLACSO. Disponible on-line: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20181113025736/Formacion_docente_Paulo_Freire.pdf (consultado el 30 de octubre de 2020).
Freire, P. (1996). Pedagogía de la autonomía. Buenos Aires: Siglo XXI.